lunes, 21 de junio de 2010

UN TESORO...28º CAPITULO

Elizabeth se despertó de un sueño, en donde Alana le decía que la esperaba, para decirle finalmente cual era su propósito. En el sueño todo era claro y natural, no tenía miedo, ni preguntas, no las necesitaba. Sentía una paz inmensurable de la cual no quería salir.
Solo había una imagen en su mente, Alana le indicaba con el brazo extendido una dirección, alcanzaba a ver un círculo de piedras grises, viejas semi enterradas en el suelo en donde le era indicado.
Mira a Marina que dormía aún en su cama, el día recién amanecía y las luces de la mañana penetraban suavemente por la ventana.
Mientras se vestía pensaba en su hija, convertida ya en mujer, con todas las ansias de vivir y que ve el mundo, como lo vio su madre. Todas las historias de sus viajes calaron hondo en ella y la convirtieron en quien era. El encanto, la elegancia y el buen gusto eran su marca personal. La amabilidad por la gente extraña necesitada que a veces golpeaban a su puerta, eran recibidos como reyes por la muchacha. La armonía que había en ella resaltaba aún más su belleza física.
Elizabeth pensaba a veces que si su hija sonriera en medio del bosque, los pájaros se acercarían a cantar con ella, y esto, casi era cierto, cuando marina salía al bosque de pequeña, siempre volvía con algún animalito que la seguía sin miedo hasta la cabaña, como si tuviera el don de hablar con los animales del bosque.
Como toda libriana de chiquita tenía una sensibilidad a las necesidades de los demás, interponiéndolos a los de ella misma. Un natural equilibrio parecía rodear a Marina por donde sea que anduviera.
Abrir la puerta y salir de la cabaña fue un esfuerzo enorme y Elizabeth necesitó de todo el amor que sentía por la mujer que dormía abrazada a su almohada para poder ir en pos de su destino.
Instintivamente miro a un costado de la entrada de la cabaña, esperando encontrar a Dago, despierto moviendo su cola de alegría por el paseo matutino que iban a dar, pero solo había un rincón vacío. Mucho tiempo atrás el perro las había dejado, salvando a su hija, su luz.
Caminando sin saber hacia donde se encontraba, a lo lejos se veía una luminosidad entre los árboles. Respiró profundo y se acerco, sabiendo de antemano quien estaría.
Alana, se encontraba en el medio del círculo de piedras de su sueño, con los brazos extendidos hacia ella, en clara muestra de bienvenida.
Te hemos elegido de entre muchas personas que han caminado por nuestros senderos durante milenios. Todo te será revelado y a partir de hoy comenzarás el único camino para el cual fuiste preparada. El libro te sirvió para que aprendas el lenguaje del bosque, entiendas el significado de lo que dicen y para hablar con los animales. El báculo sagrado, fue pasado entre las elegidas desde tiempos antiquísimos y el te servirá de apoyo cuando debas transitar por los caminos nunca antes andados y abrirte paso por las noches. Será tu luz y tu guía.
Tu deber será encontrar las almas perdidas que no tienen cabida en el universo y las llevarás contigo, a lo más profundo del bosque en donde permanecerán hasta el fin de los tiempos, donde serán juzgadas por sus actos.
También buscarás a esos seres que han poblado de amor a cada paso que han dado y aún así, se encuentran solos, aislados del mundo por propia voluntad y porque no encontraron su destino, sin saber, que su destino era convivir con nosotros en el bosque, regando su luz para que los caminantes perdidos puedan encontrar el sendero de vuelta con sus seres amados.
Todo esto te será encomendado, tu propio juicio te llevará a elegir quién deberá partir, ellos mismos llegarán ante ti, porque todo esta escrito, todo esta predicho. Y todos los caminos llegan al mismo punto. Cada acto es medido y observado, esperando pacientemente el momento oportuno para liberarlos o encerrarlos.
Tu fiel compañero Dago te ayudará en las transiciones, el velará por ti y te acompañará en cada una de tus salidas en busca de almas buenas.
Pero Cerberus, el perro negro, será el encargado de protegerte cuando las almas que deban ser encerradas tengas que buscar. Los dos te protegerán fielmente como siempre lo han hecho y vivirán contigo por eones, hasta que llegue el momento en que debas elegir a tu sucesora.
Desde tiempos inmemorables han sido las mujeres quienes tenían el honor de transportar las almas de los caídos, las Valkirias tus predecesoras, escogían a los combatientes que morían en las batallas y los llevaban al Walhalla, en donde permanecerían hasta el ocaso de los dioses.
Siempre nos han tomado como Hadas terrenales, nos ven como los seres etéreos que somos hoy, en lo que nos convertimos luego de centurias y milenios.
Todo esto es lo que deberás hacer y este es tu pasado y tu futuro.
Elizabeth no sabía que decir, cavilaba profundamente con la mirada más allá del círculo de piedras. Las palabras de Alana la golpearon fuertemente, entrecerrando los ojos varias veces, intentando no llorar, porque todo esto, significaba su partida definitiva, debería dejar su hija, para siempre.
Miró sus manos que temblaban, blancas y frías, pero un calor comenzó a subir desde su pecho y asintiendo con la cabeza, aceptó su destino.
Sonriendo, Alana le entregó un amuleto, un pequeño atrapasueños, que debería colgarse al cuello.
En sus sueños aparecerás y así los llevarás al bosque.
Mañana vendrás a mí y comenzará tu vida, una vida nueva, en donde todo será perfecto y en donde tú serás un tesoro.
Un susurro, eso eres, eso fuiste, eso serás.
Diciendo esto Alana, se aleja, perdiéndose en el bosque.

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